Es muy importante contar con un dermatólogo cerca de casa.
La piel es la parte de nuestro cuerpo que más sufre el paso del tiempo, los avatares de nuestra vida cotidiana y los cambios que suceden en nuestro entorno. Por todo ello, cada vez son más los tratamientos dermatológicos comunes que intentan proteger, cuidar y renovar nuestro aspecto prestando especial atención a esta parte fundamental de nuestra imagen.
Para asegurarnos de estar haciendo lo adecuado y de que los productos o servicios que adquirimos son los más adecuados, lo mejor es acudir a la consulta de un dermatólogo. Este profesional será quien analice el estado de nuestra piel y nos aconseje sobre los cuidados que debemos realizar para frenar su erosión o envejecimiento, así como procurar su mejoría y elasticidad.
EL DERMATÓLOGO Y LOS TRATAMIENTOS DE LA PIEL
Existe gran variedad de tratamientos dermatológicos en el mercado. Unos requieren la utilización de técnicas terapéuticas especiales como los tratamientos farmacológicos, la crioterapia, la fototerapia o las radiaciones ionizantes, entre las más populares. También existen métodos quirúrgicos, más complicados y costosos, pero con resultados de gran calidad. En todos los casos, la selección de cada uno de ellos debe realizarse tras conocer el criterio del dermatólogo.
El profesional médico realizará un estudio de nuestro organismo para valorar el origen de la enfermedad que afecta a nuestra piel. Y es que son muchos los motivos que pueden ocasionar trastornos en la dermis. Los más frecuentes son: infecciones, herencia genética, enfermedades sistémicas o alteraciones del sistema inmunológico.
Una vez que el dermatólogo ha localizado la causa de la enfermedad que afecta a nuestra piel realizará un diagnóstico y nos recomendará el mejor de los tratamientos. En ocasiones, bastará con la aplicación de una solución tópica (casos de la dermatitis seborreica o las poco estéticas verrugas) y en otras habrá que recurrir a tratamientos más complejos y radicales.
TRATAMIENTOS DERMATOLÓGICOS COMUNES
Aunque son muchas las enfermedades que afectan a la piel, las más comunes son aquellas que se reflejan directamente en nuestro aspecto externo. De entre ellas destacan:
- El Acné. Se trata de una enfermedad se que se produce cuando las glándulas sebáceas generan más grasa de la que la piel es capaz de eliminar por descamación. Esta situación produce unos tapones de grasa en los folículos que se denominan comedones y, cuando se oscurecen, espinillas. Si estas áreas infectadas de la piel son profundas, pueden expandirse para formar quistes, por lo que es conveniente eliminarlas lo antes posible. Su tratamiento es sencillo y suele concentrarse una higiene adecuada que contribuya a disminuir los efectos, imposibilitando que se extienda por otras partes del cuerpo.
- Alteraciones en las uñas. El estado de nuestras uñas (tanto de las manos como las de los pies) es muy importante. A veces son un síntoma de que algo no funciona adecuadamente. Estas alteraciones pueden referirse al color, a la forma de las uñas o su espesor o a la aparición de manchas. Las más frecuentes son: leuconiquia (cuando aparecen puntos blancos en las uñas), coiloniquia (cuando las uñas de los dedos de la mano tienen crestas levantadas y son delgadas y cóncavas), y las uñas quebradizas.
En estos casos, las razones pueden ser múltiples y requieren un estudio pormenorizado de la persona. De esta manera, la leuconiquia suele estar relacionada con alteraciones en el sistema inmunológico, la leuconiquia con estados de anemia y las uñas quebradizas con enfermedades del tiroides. Para cada uno de ellos se diagnosticará un tratamiento adecuado.
- Estrías. Esta alteración es la aparición de líneas más o menos gruesas que se forman en la piel dando impresión de roturas de los tejidos subcutáneos. Suelen estar relacionadas con alteraciones importantes de peso y se puede presentar en personas de cualquier edad. Para esta situación, los dermatólogos recomiendan reforzar la hidratación de esta parte del cuerpo. Y es que solo una hidratación intensa y frecuente de la piel con cremas específicas para este problema, puede mejorar o prevenir la aparición de estas grietas.
Estos son algunos de los tratamientos dermatológicos comunes que más se demandan en los centros médicos, sin embargo no hay que olvidar que cada vez más nos preocupamos por los efectos del sol en nuestra piel y somos conscientes de la importancia de revisar de forma periódica nuestros lunares y pecas, especialmente las que puedan presentar variaciones en su forma o color, para prevenir o detectar de forma precoz los cada vez más frecuentes cánceres de piel o melanomas.
En cualquier caso, antes de medicarnos o comprar algún tratamiento cosmético es conveniente que recurramos al dermatólogo. Una decisión desafortunada puede complicar, aún más, el problema que queremos corregir.